lunes, 19 de marzo de 2018

Soñé

Soñé. Soñé demasiado, más de lo permitido.
Vivo soñando, y no porque sea gratis,
quizás es porque soy lo suficientemente masoquista
como para gozar el golpe de realidad.
Ese cachetazo en el momento menos esperado,
ese que te acomoda las ideas,
pero nunca el corazón,
porque ese órgano hace lo que quiere
y es ingobernable.

Soñé tanto que no me alcanzaron las horas de sueño.
Soñé despierta, mirando la nada.
Soñé despierta, tomada de su mano
imaginé todo un mañana que jamás existirá.

Mi cabeza entre nubes negras,
mis ojos ven a lo lejos los rayos del sol.
Ese sol pronto vendrá e iluminará mis días.
Lo importante es no dejar de brillar.